Continuación de Como agua para chocolate. Nos narra lo que Tita dejó escrito en su diario, su historia de amor, los sentimientos que generaron sus recetas, sus alegrías y sus penas. Nos permite también mirar algunas de las fotos que Tita tomó con su máquina y reveló ella misma en su pequeño cuarto oscuro, su huerto, su sobrina Esperanza, Chencha, entre otras.
Es como releer la novela original, Como agua para chocolate, pero exclusivamente desde la perspectiva de Tita. Es un viaje a la nostalgia para todos aquellos que disfrutamos de su lectura allá por los ‘90s. Y se puede leer en un corto tiempo porque es corta.
¡Me gustó su lectura, la recomiendo!
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