¿Sueño o realidad?



Las Ruinas Circulares – cuento de Jorge Luis Borges
La Noche Boca Arriba – cuento de Julio Cortázar
La Vida es Sueño – obra de teatro de Calderón de la Barca

Dos cuentos y una obra de teatro tratan sobre el mismo tema. La posibilidad de que la vida que creemos vivir sea sólo un sueño y que al despertar nos encontremos con la verdadera realidad. ¿Somos el sueño de alguna entidad superior? ¿Dios? O simplemente nos soñamos a nosotros mismos viviendo. ¿Y si fuera al revés? ¿Si cuando nosotros soñamos estamos viviendo realmente nuestra vida y al despertar simplemente caemos dentro de un sueño? Si es así, morir significaría entrar en un sueño eterno que nos lleve a la vida permanente, lástima que ninguno de los que se fue pudo volver para contarnos si es así. Ya lo decía William Shakespeare a través de la voz de su personaje Hamlet:

“Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño,
diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número,
patrimonio de nuestra débil naturaleza?... Este es un término que
deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar”.

O tal vez no seamos el sueño de nadie, ni siquiera de nosotros mismos. Tal vez sea como explicaba Platón. Tal vez seamos sólo el reflejo de los verdaderos protagonistas, las sombras de otros, los verdaderos, que se reflejan en algún gigantesco paño y sean ellos los que están viviendo realmente. 
Yo, por mi parte, voy a seguir viviendo mientras estoy despierta y trataré de soñar la mejor vida posible. Y termino con una parte del diálogo final del segundo acto, donde Segismundo nos regala estas maravillosas palabras:

“¿Qué es la vida?  Un frenesí.
¿Qué es la vida?  Una ilusión,
 una sombra, una ficción,
 y el mayor bien es pequeño;
 que toda la vida es sueño,
 y los sueños, sueños son”.






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